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domingo, 2 de enero de 2011

Variaciones 4, 5 y 6

4) Versión repugnante

Una oscura silueta atravesó el parque. Un parque mugriento, lleno de basuras. Más que un parque parecía un vertedero. La silueta a duras penas podía moverse por la montaña de residuos asquerosos que llenaban el lugar. Llevaba consigo un libro, viejo y sucio. El hedor que emanaba era insoportable, que no contrastaba con el ambiente irrespirable del aquel inmundo paraje. El libro fue depositado en un banco. Sus maderas estaban podridas, y los hierros que apenas las sujetaban, estaban oxidados. Por suerte, el tufillo se mitigó un poco cuando una ráfaga de viento irrumpió, provocando que el libro se abriera y pasasen sus páginas, amarillentas y mohosas. Al cesar el viento, su última hoja quedó doblada.
A la mañana siguiente, una niña, de nombre Carolina, a quien no le importaba ensuciarse (como a la mayoría de los niños), corrió hacia el parque a coger el libro. Se lo llevó a la escuela. La escuela era un edificio declarado en ruinas por el Ayuntamiento, pero seguía funcionando a pesar de todo. Las clases de Primaria estaban en un sótano sin apenas luz, con el techo apuntalado. Carolina dejó el libro sobre su polvoriento pupitre. El profesor, don Matías, que ese día explicaba la lección de Conocimiento del Medio sobre la higiene personal, se sobresaltó al oír cómo el pupitre de la niña cedía, dejando caer también el libro. Don Matías cogió el libro del suelo, llamándole la atención que no tenía nada escrito, exceptuando la última hoja, doblada, donde aparecían palabras, horriblemente garabateadas, imposibles de entender, debido también a enormes manchas de tinta. Todos los alumnos se preguntaron porqué ese repugnante libro estaba en blanco. Carolina propuso que todos escribieran en sus hojas unas frases que, poco a poco, fueran formando una historia. Algunos niños no estaban muy seguros de poder escribir en ese libro de páginas tan mugrientas, pero al final lo hicieron. Sin embargo, las frases que se escribieron quedaron igual de incomprensibles que las de la página doblada.
A pesar de esto, Carolina, al terminar la clase, junto con el libro caminó, no sin esfuerzo, por los adoquines desprendidos de la calle, con más problemas si cabe con la lluvia que empezaba a caer. Esta lluvia provocó un barro espeso y pringoso en los lugares donde había tierra, como la que hay alrededor de los árboles. En uno de ellos, un enorme pino lleno de agujeros y medio caído, la exhausta Carolina dejó el libro. Poco a poco, otras manos pringosas por el sudor continuarían la historia iniciada por los alumnos del cole en ruinas, ensuciando más aún el antihigiénico libro.
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5) Versión noticia
El Eco, domingo 2 de enero de 2011
SOCIEDAD
La increíble historia del pequeño libro perdido
Una niña de siete años de Encinar de Arriba promueve crear una historia en un libro sin dueño con las hojas en blanco.

Daniel Reizábal. Albacete.
El pequeño libro perdido. Así es conocida por los habitantes de la pequeña localidad de Encinar de Arriba (Albacete) la curiosa historia que ha hecho que, durante un par de semanas, la vida cotidiana de este pueblo de doscientos catorce vecinos haya girado en torno a las letras.
Todo comenzó la noche del 13 de diciembre cuando, según una testigo presencial, doña Juliana, un hombre atravesó el parque municipal con un libro entre sus manos, el cual depositó en un banco. Doña Juliana contó que, justo después, una gran ráfaga de viento abrió el libro, pasando sus páginas y, tras cesar, se cerró bruscamente.
El día 14 por la mañana, Doña Juliana volvió a mirar por su ventana al parque y vio pasar a la hija de unos vecinos, llamada Carolina, que cogió el libro. Contactamos con los padres de la niña, para que nos contaran cómo se le ocurrió a la pequeña la idea que la ha hecho famosa. “Carolina es una niña muy espabilada, y siempre está leyendo y creando historias, es su mayor afición”, comentaba orgullosa su madre. “Al descubrir ese libro abandonado, lo cogió y se lo llevó al cole”. Allí, el libro cayó al suelo, y el profesor de Carolina, don Julián, lo recogió sorprendido, al descubrir que no tenía hoja escrita, salvo la última, que se encontraba doblada, con sueltas sin ningún sentido aparente. “Fue un momento muy desconcertante”, nos explicaba don Julián. “¿Qué sentido tenía ese libro?”. Fue aquí cuando a Carolina se le ocurrió la brillante idea de crear una historia a partir de las frases que los demás compañeros de clase fueran escribiendo en las páginas en blanco. Pero la iniciativa no acabó aquí. Al terminar la clase, la niña cogió el libro y lo depositó al lado de un árbol cercano a la escuela. “Fue una idea magnífica, ya que así, los demás vecinos del pueblo pudimos aportar nuestras frases y que la historia fuese creciendo más y más”, comentó el alcalde, don Benito Pérez. “Así, todo el pueblo ha hecho volar su imaginación”. Y todo gracias a una niña, que ha conseguido unir al pueblo alrededor de la fuerza de las palabras.
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6) Versión crítica cinematográfica
El libro perdido **
Comedia/EEUU/2010/101 minutos/Warner Bros./Director: Rob Letterman/Actores: Tina Fey, Will Ferrell, Mairi Ella Challen.
Llega a los cines de toda España la comedia de aventuras estadounidense de estas navidades. El libro perdido (The lost book), adaptación a la gran pantalla del best-seller homónimo de Mark Haddon, y dirigida por Rob Letterman, hará pasar unos divertidos momentos a niños y no tan niños. Cuenta la aventura de un libro abandonado por su mezquino dueño en un parque al anochecer. A la mañana siguiente, Carolina (Mairi Ella Challen), una pizpireta niña de siete años, lo recoge y se lo lleva a la escuela. Pronto descubrirán, junto con su profesora (Tina Fey) y compañeros, que ese libro está en blanco, salvo la última página, doblada, la cual tiene escritas palabras sueltas, pero sin ningún sentido. A Carolina se le ocurre la brillante idea de proponer a sus compañeros escribir frases en las páginas vacías para formar una historia. Al terminar, deposita el libro en un árbol, para que así otras personas puedan continuar el relato. Agradable largometraje que nos hará reflexionar sobre el valor de los libros y la fuerza de las palabras.

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